Leonora Carrington según Elena Poniatowska

Elena Poniatowska tiene un prestigio adquirido supongo yo que merecido en el mundo de la literatura, y hace unos meses consiguió el Premio Biblioteca Breve Seix Barral por su libro Leonora, que trata de la pintora Leonora Carrington.

 

Leonora parece ser que fue una mujer en la línea de muchas del siglo XX, artista, rompedora, transgresora, y que llevó una vida al margen de cualquier norma establecida. Procedente de una familia de clase alta, con dinero para gastar, protegida de espaldas por el dinero de papá, se dedicó a hacer de su capa un sayo y  a vivir como le dio la gana.

Y Poniatowska nos cuenta su modo de ver a Leonora.

No nos cuenta la biografía de la artista, conste.

Y estarán ustedes advirtiendo-los que me conozcan- el tono reticente que estoy usando para escribir de ambas.

Verán, el libro no es una biografía al uso, es la idea de Leonora que tiene la escritora. Que además la conoció. Por tanto es un libro subjetivo, para empezar. Es decir, que Leonora es rompedora, guapísima, estupenda, y cuando se vuelve majareta hay que disculparla porque para eso es quien es. Bien está, lo malo –para mí, claro- es que yo no soy amiga de Leonora, y me hubiera gustado leer su biografía, no su panegírico.

Por otra parte, el lenguaje del libro es tan transgresor como la vida de la pintora. Con lo que, en vez de narrarnos quién fue esta señora a quienes no tuvimos el gusto, Elena Poniatowska se pasa doscientas páginas escribiendo en un estilo vivaz, sí, cortado y rápido, sí, pero absolutamente surrealista sobre los presuntos hechos.

Digo doscientas páginas porque no he avanzado más.

Es un libro que gustará, y encantará a quienes busquen una forma distinta de narrar, a quienes busquen formas distintas de acercarse al ser de una persona; tiene un lenguaje exuberante, mágico a veces, lleno de belleza estilística, sorprendente en sus asociaciones.

Pero a mí me ha cansado muchísimo. Qué quieren que les diga. Una llega a la página doscientos, lenguafuerada (o sea con la lengua fuera), sin pausa posible, y termina por entender que no está leyendo quién fue Leonora Carrington, sino la visión subjetiva, apasionada y salvaje (en el buen sentido del término) que tiene la autora de ella. Y esa, la opinión subjetiva, digo, a mí personal y también subjetivamente, no me interesa nada. Así que ahí lo dejo.

 

 

Acerca de alenar

Alena Collar. Periodista. Escritora. Madrileña.
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6 respuestas a Leonora Carrington según Elena Poniatowska

  1. Me chifla la expresión lenguafuerada.

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  2. elisa dijo:

    No le leído el libro así que nada diré sobre lo que cuentas de él pero esa manera de ver tuya a Leonora, se me hace extraña… Leonora, hija de papá, lo que se dice hija de papá, me parece que no. Su padre la desheredó sin remisión. No le gustaba la forma de enfrentar la vida de su hija y rompió con ella por completo y definitivamente, y desde su exilio, porque fue una luchadora antifascista y tuvo que dejar Europa, lo único que hizo fue trabajar, pintar, porque no les alcanzaba con las fotos de su esposo, un judío que sufrió el nazismo en carne propia, que pasó por el campo de concentración, y que encontró en Leonora a la compañera de su vida. Y no sé si Elena Poniatowska tiene una visión ‘salvaje’ de Leonora, pero a mí me parece que para ir por la vida de frente y haciendo lo que ella consideraba, y habiendo nacido a principios del siglo XX, había que ser, efectivamente, algo salvaje para salir victoriosa. Tampoco sabía que se había vuelto ‘majareta’…
    Me quedo con ese párrafo que dice: «Es un libro que gustará, y encantará a quienes busquen una forma distinta de narrar, a quienes busquen formas distintas de acercarse al ser de una persona; tiene un lenguaje exuberante, mágico a veces, lleno de belleza estilística, sorprendente en sus asociaciones». Sólo por eso creo que ya merece la pena pensar en hacerse con el libro.
    Ah!, y que no se me olvide, también me ha encantado lo de ‘lenguafuerada’.

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  3. alenar dijo:

    Lee el libro, guapa. Me entenderás lo de la «visión salvaje»; lo digo en buen tono; el lenguaje de la autora es tan surreal por así decir como la vida de la biografiada.
    Hija de papá era, otra cosa es que papá la desheredara, pero sus primeros viajes son con el dinero del papi.
    Y sí, se volvió majara y la encerraron en un manicomio en España: que mucho tuvo de quitársela de en medio, de acuerdo, pero que, con permiso, según cuenta las cosas Poniatowska, sus actos eran los de una persona que no está cuerda.
    Del manicomio se escapó; quédate tranquila…
    Y la última; te adelanto que Ernst la dejó y ella se largó con un mexicano.
    Es un buen libro, pero tremendamente subjetivo. Eso no es ni bueno ni malo, sólo que yo prefiero biografías que me cuenten al biografiado y decidir yo lo que opino de él…

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  4. elisa dijo:

    Es que no se trata de una biografía, Alena. Es premio de novela y eso es lo que debería ser, o tal vez una biografía novelada.
    Respecto a lo de ‘papi’, otras mujeres tenían tantos posibles (y ‘papi’) como ella en la Inglaterra de su tiempo y no lo utilizaron para salir a la vida… Acá la encerraron, pero déjame que piense que más por su manera de enfrentarse a lo que había que por estar loca.
    Sé que se relacionó con artistas de su tiempo y poco importa si la ‘dejaron’ o si se ‘largó’ con un mexicano. Lo que sí es cierto es que luchó por su libertad, se estableció en México, se casó, tuvo un hijo y allá sigue, respetada y admirada por unos cuantos. Importa su obra y también su vida.
    No sé, viniendo de ti, me parecen unas ‘indicaciones’ un tantico ‘mogigatas’, a la hora animar o no a la lectura del libro.
    Pero seguiré tu consejo y lo leeré. Me gusta Leonora Carrington, aunque no admiro en exceso a doña Elena.

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  5. alenar dijo:

    Amos a ver: a mí que estuviera o no majara, que rompiera moldes, que viviera de su pintura, me parece estupendo. Yo no critico el libro desde la moral; lo que digo es que el lenguaje y el estilo de doña Elena me cansa, me cansa porque usa un lenguaje que para las primeras treinta páginas agrada pero cuando llevo doscientas con frases parecidas a que Leonora era un caballo, su pelo era la luna, volteaba y bailaba y Max la besaba las crines ( no estoy citando, estoy usando el tono), la primera frase me divierte, la decimoséptima me cansa. Qué le voy a hacer.
    El tema de la locura : mujer, una señora que llega a Madrid, al Madrid de después de la guerra incivil y que en el hotel para a todo bicho viviente gritando que ella, Leonora, va a parar la guerra, que quiere una entrevista con Franco, que tiene poderes y en cuantico lo diga los alemanes van a comprender que se equivocan…pues muy bien de la chaveta no está.
    Y no es moral, es objetivismo.

    No conozco su pintura, sinceramente. Respeto que se pusiera el mundo por montera, ole sus ovarios, ahora bien, para ponerse el mundo por montera a veces hace falta dinero, y ella se va al primer viaje fuera de Inglaterra con su madre, que es quien paga. Después se larga, la desheredan, viven de su trabajo y me parece maravilloso; muchísimas mujeres en el siglo XX han conseguido vivir de su trabajo: muchas con mucho menos dinero y con muchísimos menos apoyos de gente del arte. Y muchas pasaron penurias y fueron ninguneadas y lo siguen siendo. Yo no digo que no tenga mérito, digo que partía de unas condiciones más favorables.

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  6. José de la Torre dijo:

    Desde que la ví aferrada a la «Izquirda Mexicana»….dudo mucho de la cordura de Doña Elena.

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