Cuarenta y tres líneas.

Cuarenta y tres líneas. Vamos, una enormidad.

Es decir, dos horitas de tachado para al final 43 líneas de escritura medio decente. La cosa –debería ser optimista- marcha. Podría decirse. Pues igual sí. Pero caramba, a veces termina una preguntándose si lo que tiene en la sesera es más bien un poco de serrín o algo de grumosidad flotante; que salen las frases como si no existiera el Adsl para la imaginación…

Ustedes disculpen el breve artículo más bien quejica.

 

Acerca de alenar

Alena Collar. Periodista. Escritora. Madrileña.
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2 respuestas a Cuarenta y tres líneas.

  1. Jorge Arbenz dijo:

    «Grumosidad» es una palabra que siempre me ha gustado mucho. Y el serrín es una buena opción de relleno para los tiempos que corren.

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  2. Mejor no te cuento lo mío… Menos mal que luego ha salido algo, pero… Ni media línea, ni media, Alena… Ni siquiera serrín: aire, aire sin nada.

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