La Entrevista a José Antonio Marina en la Revista Mercurio. Alguna reflexión.

Ayer noche anduve leyendo la Revista Mercurio, que tienen la gentileza de facilitarme en la librería Rafael Alberti. Está bien la revista, es interesante, amena y muy a menudo trae artículos o entrevistas que dan que pensar.

Ya aclaro desde el comienzo que la Revista la edita la Fundación José Manuel Lara. Lo digo por si alguien, que siempre los hay, me empieza leyendo arqueando la ceja.

Me suele interesar bastante, ya digo, y ayer también. Y encontré una entrevista que me hizo quedarme en elucubraciones, porque estando de acuerdo con algunas ideas, en otras estaba en completo desacuerdo. Era con José Antonio Marina.

Marina lleva muchos años escribiendo e impartiendo cursos y charlas sobre qué cosa sea esto del pensar, del razonar y del aprender. Hace la friolera de casi quince años leí su teoría de la inteligencia creadora, y me agradó, aunque luego no he leído otros libros suyos, pero sí artículos o entrevistas. Es cierto por tanto que no puedo analizar “el pensamiento de Marina”; sólo lo que dice en la entrevista, o lo que yo interpreto que dice.

Y lo que dice a mí me dio cierto repelús. Porque empieza definiendo la creatividad como un hábito- aquello de que la inspiración nos pille trabajando- y no está mal, pero de aquí Marina pasa a decir que “los profesores tienen que ser entrenadores”, de hábitos. Y de ahí a una frase que definitivamente me desmarca, “hay cosas que debes hacer porque es tu obligación”.

No voy a resumir la entrevista, lo que quiero decir es que Marina plantea la enseñanza o el aprendizaje como necesidad de algo parecido a “conducir los hábitos” por el buen camino, Es decir, que bajo algunas palabras acerca de que no es buena una educación autoritaria, pero que a él no le fue tan mal con ella, porque –más o menos- le estimuló a tener “hábitos correctos”, yo leo un conservadurismo bastante peligroso – peligroso en el sentido de reductivo- en cuanto a lo que sea esto de educar.

A mí me parece que el educador debe educar para enseñar a aprender; es decir, que el aprendizaje no debe ser impartido por el educador,  sino las técnicas para que el alumno aprenda por sí mismo. Y los hábitos, por ejemplo, el estudiar con disciplina, el insistir en el esfuerzo, sólo llegan si aquello que aprendemos lo consideramos como meta personal y no impuesta “porque es la obligación”.

Yo no soy Marina, y esto no es más que una reflexión un poco quizá generalista, tan discutible como la de Marina; y quería dejarla aquí expresada.

 

Acerca de alenar

Alena Collar. Periodista. Escritora. Madrileña.
Esta entrada fue publicada en Filosofismos y Silogerias. Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a La Entrevista a José Antonio Marina en la Revista Mercurio. Alguna reflexión.

  1. ludovicahd dijo:

    Y muy bien expresada. Tu penúltimo párrafo me parece estupendo y estoy totalmente de acuerdo contigo.

    Me gusta

  2. Me pasa lo que a ti respecto del pensamiento concreto de Marina. Y más aún, porque no he leído el artículo del que parte tu reflexión. Por tanto no puedo valorar qué pretende él decir con lo que dice.
    Educar para que la actitud hacia la creatividad sea un hábito es tan complicado como para que cualquier otra cosa sea un hábito, si no es una tendencia natural en el individuo. Y no es tendencia natural aquello que exige esfuerzo y la creatividad exige esfuerzo; no físico claro, sino, en este caso mental.
    Efectivamente la tarea primordial de quien se dedica a la educación -o eso me enseñaron en su día- es dar todas las herramientas posibles a los alumnos para que ellos desarrollen lo que ya tienen en sí mismos. Más o menos lo que afirmas sobre la tendencia natural de la persona.
    Pero quizá una de las herramientas sea conseguir el hábito y para eso no queda más remedio que el esfuerzo. Que no es muy distinto de quienes se inician en cualquier práctica deportiva, el estudio de un instrumento, o en ajedrez o en bailes folclóricos. (Ojo, hablo de lo normal, no de aquellos que piensan que sus hijos son como Kásparov, Messi o Rostropovich). Después, con el tiempo, cuando se descubre con claridad meridiana la tendencia de cada cual, ese hábito será necesidad que surge de uno mismo, y todos los días, por ejemplo, leerá.

    (Glubs, creo que me he excedido en el comentario).

    Me gusta

  3. Miguel Mora dijo:

    Me da un poco de miedo resumir una opinión en unas breves líneas. Sobre este tema se pueden escribir tratados y tratados ( sobre todo se pueden escribir gruesos volúmenes: la mosca del vinagre, por ejemplo, y es bueno que así sea …)

    Brevemente, por lo tanto:

    – No sólo educan los educadores, también el entorno ( familia, sociedad, el medio próximo en el que vivimos, los medios de comunicación etc.)
    – En ocasiones el educador debe sumar a la educación familiar, en otras desmontarla, entrar en contradicción con ella. ( Yo debo ser un tipo muy raro a juzgar por las caras que veo a mi alrededor cuando afirmo que creo que los niños no deberían ser lo que quieran sus padres en cuanto a religión a la que pertenecer, valores morales en general … es decir los padres deben procurar los mejores cuidados y atenciones pero no transmitir ideologías ni religiones: eso ya lo elegirán ellos después ). El Estado, por lo tanto, no debe subvencionar a ninguna Escuela privada, sólo a la pública que será laica y la única ética que debe enseñarse es la que se encierra en los valores ( derechos) humanos. Es más no debería existir más escuela que la pública. La enseñanza religiosa ( es imposible evitarlo ) se haría en la familia y en las respetivas “catequesis” eclesiales. Los niños compararían la enseñanza laica en el colegio y la enseñanza religiosa ( si se ven sometidos a ella).
    – La educación _ queramos o no – se hace desde la autoridad. No se puede educar consintiendo que los niños decidan libremente si cruzan en rojo los semáforos o si se muestran agresivos con los otros niños o hacen pis en público. Autoridad lógica, explicada racionalmente, sin aspavientos, sin violencia descontrolada e innecesaria.
    – Me temo que la enseñanza de las “técnicas” tampoco es aséptica.

    Me gusta

Los comentarios están cerrados.