Han contado mejor que yo “mi presentación”. Pero aquí en mi blog quería contarla desde lo subjetivo. Eso que no se debe contar porque entonces eres menos importante. Dicen. Pero a mí me gusta contarlo.
“Mi presentación” ha estado rodeada de buena gente, de amigos, de amigos que escriben y de amigos que no escriben. De gente que me conoce desde pequeña y de gente que he ido conociendo a través de este camino de la escritura. Me presentaron dos amigas. Carmen Peire e Inma Luna. Dos personas de corazón, de alma, dos escritoras que escriben de verdad porque son de verdad. Fue un coloquio. Me preguntaron por el proceso de la escritura, por personajes de la novela, por temas implícitos en ella. Y antes de ellas dos, me presentó Lola Larumbe, la dueña de la Librería Rafael Alberti, que me conoce y me quiere hace 33 años. Nos conocimos en el invierno de 1981. Cuando yo empecé a estudiar periodismo. Y me conoce de los tiempos oscuros, cuando la máquina Singer y los pantalones recosidos. Habló de ello y tuvo un recuerdo para mi madre que nos emocionó a todos.
Me reí mucho en la charla, porque quienes me presentaron saben de complicidades y saben tenerlas; creo que la gente que estaba también se metió en esas complicidades y también lo disfrutó. Y me gustaron las preguntas: llenas de inteligencia, caramba, lo difícil que le resulta a mucha gente preguntar bien. Igual me enrollé más de la cuenta pero la culpa la tienen ellas por preguntar así.
Luego resulta que además vendí libros y los firmé; con lo que casi me subo a la lámpara y todo…Nos dieron un vino, que se bebieron a mi salud, porque una, o sea, yo, andaba firmando, dando abrazos cálidos a toda la buena gente que aparecía libro en mano, saludando y emocionándome ya de paso – esto no lo cuenten por ahí, que pierdo la fama de borde-, y casi ni bebí
Fue precioso estar rodeada de gente que tan bien me quiere y a quienes quiero montón. Cuando salía de allí con mi hermana y unos amigos de hace años a tomar un algo en Manolo, pensaba que la vida me está regalando tiempos bellos; esos que mi madre estaba segura de que vendrían…
Qué feliz se te ve y cuánto me alegro. Enhorabuena.
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Me has emocionado. Y es que las madres lo saben todo.
Sabes ya que me alegro mucho por ti.
Un fuerte abrazo.
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Me alegro mucho Alena. Las madres no suelen equivocarse, al menos las de antes. Mis felicitaciones a ti y al chico. Los esfuerzos recompensados. Sigue disfrutando de lo merecido.
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