Ando reentrando en la vida habitual; un poco dispersa todavía, o por mejor decir, despistada.
Verán, los últimos días en la sierra han estado muy llenos de vida interior, de silencio, de escritura larga, despaciosa, con bastante rendimiento, quiero decir que he reformado, pulido, añadido y también quitado cosas sobrantes a la novela que estoy escribiendo. Ahora sí puedo ya decirlo directamente porque ya tiene peso específico y cuerpo; es decir, ahora ya sí es una novela que se terminará.
Quienes escriben saben bien a qué me refiero; muchas veces se empieza algo de modo confuso, un poco a la buena de dios, o sin un propósito determinado, y muchas más la cosa se queda en eso, en un simple boceto, en algo para “usar” más adelante, o en algo que simplemente al cabo de un mes se elimina, porque no le vemos mucho interés o más sencillamente no nos apetece seguirlo.
Y ando algo dispersa y en otras cosas porque me he traído y aún no me he desprendido de ella, la sensación de estar en otro lugar, es decir, en el territorio de la novela y no en el real de todos los días. Por eso escribo poco por aquí y por eso el articulito de hoy, verán que les cuente; sucede que esa sensación no quisiera perderla, es decir, sucede que ahora ya no puedo solo escribir en la Sierra, porque hemos llegado al punto en el que lo que estoy escribiendo pide paso.
Ha contribuido muchísimo a esto el hecho de que en la Casita de la Sierra tengo ordenador; es decir, que puedo pasar a limpio lo que escribo, traérmelo aquí y a la inversa. Y por eso hoy este articulo lo que viene a explicarles a ustedes es que me verán menos por aquí. Alguien a quien aprecio mucho, Lola Larumbe, me dijo en la presentación de Estampaciones, algo que recordaba el otro día; “no te disperses”. Y lleva razón.
No. No me voy a dispersar. Y puesto que hay que elegir, elijo la Revista y la literatura que-buena o mala- estoy creando. Por ello el blog aunque tenga entradas- ya saben que al final siempre pongo algo aunque sea muy breve- espaciará probablemente sus escritos.
Espero que todo ello sea para bien y de sus frutos.
Buen martes para todos.
Bitácora de Alena Collar 
Sí, tienes razón. Conozco a la perfección esa sensación: aprovéchala, Alena, tú que puedes y que has llegado a ese momento en que tu rutina y la novela son un poco la misma cosa. Son momentos especialísimos que nosotros, egoístas como somos, te agradeceremos en unos meses, cuando hayas decidido que poner la palabra FIN es el vocablo preciso y ajustado.
Todo mi aliento.
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