Cultura recogida. Espacio y uso.

Cuando salía de los jardines de la escuela de ingenieros navales de Madrid, esta tarde, venía a pensar en la necesidad de recuperar algo que hoy, por muy diversas razones, se ha perdido: el sentido de la cultura como algo recogido, civilizado e íntimo.

Verán, es verdad que una de las razones por las que este sentido se ha perdido es que cada vez nos quedan menos lugares donde integrar los actos relacionados con este mundo; sin embargo eso ha hecho que existan multitud de sitios alternativos para actos, presentaciones, exposiciones etc. Y eso no es malo. Al contrario; cuanto más se expanda la cultura mejor para el ciudadano.

Ahora bien, sucede que si somos sinceros, el cine exige un local con buena audición y visibilidad, por poner un ejemplo, y el teatro exige un mínimo escenario, y la música exige una calidad al menos decente de sonido, y los libros, o las presentaciones exigirían al menos que se oyera lo que se dice, que no se interrumpiera lo que se cuenta y que no se convirtiera ninguno de estos actos en la mera excusa para otra cosa. Otra cosa que no tiene absolutamente nada que ver con la cultura: nos pongamos como nos pongamos.

Una es mayor. No es que esté mayor, es que lo es. Una no va a recuperar nunca sus veinte años- añado que afortunadamente en mi caso- y una además procede por familia y vivencias personales de un estilo de ver las cosas.

A mí me gusta escuchar la música-digo la clásica; sinceramente a otros actos musicales no voy porque me parecen un agotador tumulto que no me interesa en absoluto-  en una silla cómoda y en silencio. Me gusta escuchar un recital poético o una presentación de un libro, sentada y con la gente calladita. Porque voy a eso; no a ninguna otra cosa.

Y hoy he asistido a un acto que ha cumplido esas expectativas. He ido al recital homenaje a Marga Gil Roësset. Con piezas para piano de Schumann, Liszt, Wagner y Tchaikovsky. Con Marga Clark, poeta y Ángel Recas al piano. Con textos leídos autoría de Marga Clark.

Bien, pues ha sido un placer asistir. El salón de actos es amplísimo; tiene una acústica buena. Se oía muy bien, y salvo un par de toses, que son inevitables, la gente ha estado en silencio. Bendito silencio. Qué hartura de pipas en los cines, comentarios en los recitales y etcéteras al uso. Una es elitista, sí. Sólo que en este caso el elitismo simplemente se limita a pedir que cuando se va a una cosa, se esté a eso: porque si no, servidora se queda en su casa más a gusto que nada, sinceramente.

Sé que es pedir peras al olmo: naturalmente. Primero porque apenas hay espacios donde se facilite la expresión de la cultura y segundo porque el espacio alternativo se está imponiendo a causa de lo primero. Sólo que, alegrándome muchísimo de que estos últimos existan, porque difunden, ayudan y estimulan,  a veces siento que en ellos se pierde el sentido último del porqué estamos allí.

Al menos el sentido del porqué estoy yo.

 

 

Acerca de alenar

Alena Collar. Periodista. Escritora. Madrileña.
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2 respuestas a Cultura recogida. Espacio y uso.

  1. Vamos en contra de la corriente… Ay este río (tumultuoso) que nos lleva

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  2. pues completamente de acuerdo!

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