Rosana Alonso: «Los Otros Mundos» : Hacer visible lo oculto.

Rosana Alonso acaba de publicar Los Otros mundos, con Talentura Libros.

Ha recibido ya varios artículos de crítica, muy positivos, y el libro lo merece. Ya de antemano digo que a mí me ha parecido excelente.

Lo que quisiera yo con esta crítica es abundar en otros temas que, me parece, se han tratado menos al escribir sobre sus relatos.

Yo no sé nada de fractales, y ni se me ocurre poner por tanto en duda la definición que se da de ellos en la contraportada; ahora bien, sea o no el libro de relatos de Rosana Alonso una manera de aproximarse a ellos en los mundos que dibuja, yo tengo que decir que el libro, como tal, a lo que alude es a esa otra realidad que está al lado nuestro y a veces de modo habitual y que sin embargo no vemos. Y a mí me parece un tema muy original y muy poco tratado. Porque  cuando se ha  tratado se ha hecho desde unos puntos de vista que mejor no leerlo.

Rosana Alonso escribe sobre mundos muy curiosos; el del sueño, el de los deseos ocultos, el de los miedos, el del inconsciente, esos que normalmente procuramos que no se conozcan; a veces porque nos da apuro  y otras porque nos asustan.

Son mundos podríamos decir, paralelos a nosotros; pero que aunque no queremos nos pertenecen; por eso en ocasiones Alonso describe realidades casi de pesadilla, en algún relato de tipo futurista (si no fuera porque el futuro ya está aquí), por ejemplo en la fila, otras son simples deseos, esperanzas ( el circo de la luna), otras , terrores infantiles que nos acompañan en la edad adulta (sutiles, ingrávidos y gentiles), y…mundos paralelos, como decía.

De éstos, no se habla. El mundo oculto, el mundo invisible, el mundo que a veces se manifiesta y ante el que sólo nos queda constatar que algo que no es explicable ha sucedido, es uno de los que más ríos de tinta ha desatado a cargo de charlatanes, aprovechados, oportunistas, y en la otra vertiente a cargo de altivos escépticos que, faltaría más, sólo ven el mundo oculto de su cuenta corriente. Pero es interesante que lean entonces, Duermevela, Vasos comunicantes, La corte de los Milagros, por citar algunos.

Aparte del “tema” para entendernos de estos relatos, habría que escribir sobre el lenguaje que se usa para narrar.

El modo de escribir de Rosana Alonso tiene algo que a mí me engancha; no por natural, que lo es, sino porque el lenguaje es un lenguaje literario, y me explico: Rosana no escribe como habla; afortunadamente. Quiero decir que los relatos son relatos formalmente elaborados dándoles a cada uno la semanticidad, la significación y el léxico que corresponde. A Rosana Alonso no le asusta escribir así, y yo me alegro, porque está una-o sea yo- un poco harta de los “lenguajes de la calle”, que no sólo no transcriben, sino que encima transcriben mal. Alonso da toda una lección de escritura adulta en este sentido.

 

Al acabar su lectura, en mí permanece la impresión de un libro muy meditado, muy elaborado, muy pensado, y  a la vez que tiene frescura y originalidad; de un conjunto que forma un todo, como en un  fresco, o en un tapiz…o en un fractal…