Clarice Lispector. » Aprendiendo a vivir».

Aprendiendo  a vivir, de Clarice Lispector, el libro que recoge sus crónicas brasileñas, es en mi criterio un libro contradictorio.

Lispector tiene una forma de escribir muy poco común; por una parte es muy directa, llana y natural cuando escribe sobre cosas de la vida corriente, por otra tenía una veta que yo llamaría “mística” en la que el lenguaje se quiere hacer casi filosofía, y empieza con paradojas, contradicciones de axiomas y así siguiendo.

De más está señalar que a mí la segunda de sus maneras no me interesa nada. Pero no es cuestión ni de lenguaje ni de estilo, sino de contenido; de distancia profunda con sus creencias: Lispector se consideraba llamada a “dar amor”, lo veía como una misión en la vida, era profundamente creyente, y estaba convencida de la existencia de Dios. Y esto es muy respetable, pero a mí no me interesa nada, sinceramente.

Me ha gustado mucho su visión de lo cotidiano, de lo sencillo, su capacidad de descripción, su ironía y su buen humor en muchos de sus artículos. Pero sinceramente, no sé si es bastante. Quiero decir, no sé si es bastante para mí. Leeré sus cuentos y ya les diré.