En el prólogo que hace Ignacio Armada Manrique al libro Ojo y ventana, de Jorge García Torrego, editado por Canalla ediciones, cita a Dylan Thomas, que dice lo que sigue: “Lea los poemas que le gusten […] qué importa lo que la poesía es”, para explicar los poemas que vienen a continuación.
Una se ha quedado pensando. Una se ha quedado pensando que a una sí le importa “lo que la poesía es”. Y una se ha quedado pensando algo más; que no entiende bien la sensación de justificación que le da la frase. Es decir, que le parece a una que la frase de modo muy elusivo me dice que lea al autor sólo si me gusta y que pase por alto al leerlo si es o no poesía.
Esto ocurre con frecuencia; lo leo en muchos poemarios, incluso con palabras a veces de los propios autores; la explicación de que da lo mismo si “esto” no es poesía. Y siempre me pregunto lo mismo: entonces, ¿por qué lo llaman así?…
Y no quisiera que se me malinterpretara aposta.
Los textos de Jorge García Torrego incluyen dos secciones, “busco las letras de mi cuerpo”, de sentido amoroso, y “los ascensores se comieron el horizonte”, de denuncia social.
Son textos muy directos, la primera sección recorre con un lenguaje que apela a la metáfora en muchas ocasiones y con recursos como la anáfora, el polisíndeton, la metonimia, el juego amoroso; el cuerpo es visto como receptáculo y dador, ofertor y recipiente ( ciruelo, pulpo de tu noche), a menudo hay personificaciones de elementos naturales ( ella: “ Yo quería ser café/ que marcara en mi piel”, “me dejaba allí tirado/ con los cerezos desplegados”). Un amor esquivo, contradictorio, radical y apasionado.
La segunda sección alude a temas actuales con alguna incursión en la memoria personal del autor ( esperanza, Santiago de Chile). En ella el lenguaje se radicaliza y apela al ánimo de quien lee para presentarle una realidad social denunciable, opresora y negativa ( capitalismo, inmigrante). Siguen aquí los elementos alusivos sin embargo; las comparaciones, ( colegio), las repeticiones que marcan ritmo, y las metáforas. En ella además se incluyen textos en “prosa”.
Vuelvo al inicio. “Lea los poemas que le gusten”. A mí estos textos no me disgustan, me parecen radicales, sinceros, libres, llenos de rabia en algunos casos, de esperanza en otros, pero sí me importa lo que sea la poesía. Y no lo son. No en mi criterio. He explicado en innumerables ocasiones tanto aquí como en redes las razones de ese criterio y no voy a volver a ello. Por dar brevísima pincelada; salvo en algunos poemas en estos no hay cadencia, no hay ritmo salvo a través de la anáfora, no hay musicalidad, no hay adecuación contenido continente. Pero esto es una opinión mía subjetiva, naturalmente.
En cualquier caso, a mí este libro me parece valiente, arriesgado y radical; de lenguaje sugestivo en muchos textos. Habrá que esperar otros del autor para valorar con más certezas.