Luisge Martín. Atender a la literatura. «El amor del revés».

Cuando compré hará una semana El Amor del Revés, de Luisge Martín, le dije a Lola Larumbe, con la que tengo una confianza de años, que, el miedo que me daba este libro es que fuese simplemente una catarsis. Es decir; que se estuviera hablando bien de él y reseñándole tanto, por el tema que trata, y no por su Literatura.

La narración autobiográfica de cómo se vive la homosexualidad y de cómo se afronta, en principio se prestaba , y era mi miedo, a ser un libro victimista, o reivindicador tipo panfleto, sin atender la calidad literaria.

He tardado dos tardes en leer este libro.

Es una obra literaria de altísima calidad. Es una autobiografía durísima, directa, cruel en muchas ocasiones, tremendamente lúcida, que desciende a los infiernos del espíritu humano, que sabe del espanto, el miedo, la desolación, el abandono, el naufragio, la desesperación, y también del amor, los sueños, el entusiasmo, el júbilo. Pero sobre todo es el testimonio de una lucha silenciosa, silenciosa, silenciosa.

Y esto se narra con un lenguaje de una enorme calidad literaria, lleno de alusiones, de símbolos, de metáforas, de asociaciones lingüísticas, de llevar el lenguaje desde lo más crudo a lo más poético.

La bajada a los infiernos, los títulos de los capítulos, las referencias literarias, crean en el libro una “atmósfera” paisajística y humana, en la que se “inserta” Luisge, por la que se estremece, duda, se atora, se enamora, se entusiasma, se acojona- sin perdón- se desespera.

El autor ofrece un dominio del castellano, de la sintaxis, de la prosodia narrativa, de la narración indirecta, de la digresión, de la escenificación casi cinematográfica de lo que relata, admirable.

De este libro se ha escrito sobre todo que es “conmovedor”. Que es “necesario”.

Y sí, lo es. Pero si nos quedamos en eso yo creo que nos perdemos además la capacidad de seducción que tiene el libro: si lo juzgamos sólo porque nos conmueve, o porque creemos que hacen falta libros así- y hacen falta, es cierto- minusvaloramos creo yo al autor. No damos cuenta de que todo esto, necesario y conmovedor, sí, se nos ha narrado con un estilo, una técnica y una forma impecable literariamente.

Felicidades.

Léanlo.