Pepo Paz » Las demás muertes». Rescatando el idioma.

Termino ayer un excelente libro de cuentos, Las demás muertes, de Pepo Paz Saz, en editorial Demipage.

Una siempre tiene miedo de ciertos libros y me explico; en estas reseñas que llevo años escribiendo he dicho siempre lo que opino, me caiga bien o mal la persona, sea amiga o no, la conozca poco, mucho o nada. Pero es cierto que los libros de los amigos a veces, antes de leerlos, me crean un sentimiento de pensar; “ojala me guste, porque si no me gusta lo voy a decir igual y le voy a dar un disgusto”. Alguno/a ha habido que me ha retirado el saludo, así que hablo con conocimiento de causa.
Pepo Paz Saz escribe con un estilo limpio, sencillo, sugestivo, lleno de intimidades al descubierto, rescatador de palabras y términos que solo quien ha vivido lo que escribe puede conocer con tanta exactitud: ya era hora de leer palabras que estamos perdiendo, agobiados por “lo que choca, lo que vende”, descuidamos la elaboración del lenguaje y lo hacemos ramplón; Pepo Paz lo destila, lo ajusta, lo enmarca en un universo simbólico en el que entra tanto la nostalgia como la esperanza.
Los cuentos de Pepo Paz son relatos que nos acercan a su mundo personal, que transmiten verdad, sinceridad, con el adjetivo y el sustantivo exacto, con la frase lacónica que cierra algún relato o con la sugerencia liberadora de algún otro.
Nos hablan…¿alguien se ha preguntado la razón del titulo?…nos hablan de las “demás muertes”; es decir, de la muerte de los demás. De los personajes que dejamos atrás, que forman parte de nuestras vidas y se nos mueren metafórica o realmente. Nos hablan del olvido y del intento de recuperarlo a toda costa, de la infancia; su violencia natural en algunos casos y en otros como un paraíso perdido. Nos hablan íntimamente, al corazón, directamente en voz baja.
Le decía ayer privadamente al autor que en la casa de mi abuela también había un ciruelo: el ciruelo, el cuento que cierra el libro es –y he leído mucho- uno de los cuentos más bellos sobre la infancia que conozco.
Recuerda Pepo, tiene el aroma, el tono bajo, la delicadeza de Azorín y de Miguel Delibes; y sin embargo es él, con su estilo y su lenguaje personal quien debería estar orgulloso de haber retomado una forma de contar que ya nos hacía falta.
De más está decir que recomiendo con entusiasmo el libro y que-permítanme- me alegro de poder hacerlo tan claramente.

Acerca de alenar

Alena Collar. Periodista. Escritora. Madrileña.
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